Un blog arcano, durmiente, en espera de ser descubierto.

9/02/2003

El informe de gobierno
El día de ayer el Presidente de República, Vicente Fox Quezada (chente el presidente, para los cuates) rindió su tercer informe de gobierno. Desde los días anteriores los medios informativos estuvieron expectantes ante el interés morboso de la gente por conocer los detalles que el presidente Fox dará a la nación acerca de lo hecho en la primera mitad de su sexenio al mando de nuestro país.

Puedo decir que vi­ a un presidente más maduro. Con una mejor disposición a hablarle 'netas' a su pueblo, mismo que no había hecho en sus anteriores informes. No cabe duda que desde la ascención al puesto de Coordinador General de Comunicación de Alfonso Durazo Montaño (no confundir con el finado y oscuramente célebre 'Negro' Durazo) se ha visto un poder ejecutivo más honesto, dispuesto a dar a conocer tanto sus fallos como sus aciertos, hablando a la nación sin rodeos y sin maquillaje, a diferencia de las cifras "optimistas" de las anteriores administraciones, a cargo de aquel partido que usurpara los colores de nuestra bandera.

No trato de decir que los méritos del Presidente suban por admitir sus metidas de pata o sus 'cajeteadas' políticas, sino que, de alguna manera, es reconfortante tener un gobernante que acepte sus errores y busque una manera para solucionarlos, siempre de la mano del pueblo a quien representa. Se han dado grandes pasos en la democracia y en la forma de hacer política en México. Sería estúpido dar vuelta atrás francamente no creo que haya nadie que quiera regresar a aquella "dictadura perfecta" que exprimiera nuestros pescuezos y nuestros bolsillos durante 65 años, ni siquiera esos tipos que aparecen en los comerciales de "El PRI si tiene experiencia para gobernar".

En la parte final de su informe, el presidente llamó (por enésima ocasión) a la unidad política pidió desterrar el pensamiento faccionista de la cámara de diputados. Una de las características positivas del sexenio foxista ha sido su desvinculación partidista, y así­ lo ha demostrado desde el comienzo. Una vez que un gobernante llega a un puesto político (el que sea) debe dejar de pensar en lo que es mejor para su partido, y concentrarse en lo que es mejor para las personas a quienes representa. La cámara de diputados es un hervidero de opiniones contradictorias y batallas políticas, y eso está bien, pues de ahí parte la democracia: de un intento por conjugar aquellas opiniones contradictorias en una sola, siempre y cuando traiga beneficios al pueblo y al paí­s. Sin embargo, cuando unos partidos utilizan el tiempo que pasan en la cámara (tiempo que nos sale a un ojo de la cara a todos los mexicanos) en la búsqueda de maneras de cómo desacreditar a los del partido rival, entonces no llegaremos a ningún lado. Es inconguente que la cámara de diputados está segmentada, ¿acaso no se supone que los diputados están en su respectivo curul con una designación de buscar lo mejor para las personas a quienes representan? Entonces ¿Por qué carajo desperdician su tiempo (nuestro tiempo, pues nosotros lo pagamos) en estúpidas rencillas políticas? Mientras en este país no exista unidad política, nunca sacaremos a nuestra nación del hoyo de 65 metros en que nos ha metido las pasadas administraciones.