¿Que pasó con el apagón?
Parece que los apagones están a la orden del día. Apenas hace tres semanas de los apagones que detuvieron la vida en Nueva York y en Ontario. Con pérdidas en la capacidad eléctrica de hasta un 80%, "el gran apagón" trajo caos a la ciudad que nunca duerme.
Hace unos pocos días, un apagón de similares magnitudes dejó en la oscuridad a los tres estados de la península de Yucatán por aproximadamente cuatro horas. Sería absurdo decir que ambos sucesos estuviesen ligados, sin emabargo, hay algo que debemos observar.
Primero, nuestra civilización se encuentra en un proceso de informatización irreversible e inexorable. En un futuro cercano toda la información que manejemos en nuestra vida diaria estará almacenada en chips, o en medios magnéticos como tarjetas, cintas y discos. Esto traerá importantes beneficios a todos nosotros, podremos comunicarnos sin problemas con personas a miles de kilómetros de distancia, sin lags y sin pérdidas en la calidad de la imagen o el sonido, la información se convertirá en tipo de cambio, nuestras vidas serán más sencillas y tendremos mayor tiempo libre. Sin embargo todo esto tiene un precio: la energía utilizada para abastecer un site de telecomunicaciones en dos días es la equivalente a la utilizada por una casa de cinco integrantes por una semana. Si queremos ver los beneficios ofrecidos por la tecnología actual en todos los hopares del mundo tenemos que invertir en nuestros sistemas de producción energética, en investigación para encontrar medios más eficientes y menos susceptibles a fallos que los actuales. Hemos tenido una prueba de lo destructivo que puede ser un apagón de grandes magnitudes, en un futuro totalmente informatizado, los resultados serían aún más catastróficos.
Segundo, debemos cambiar nuestra manera de pensar acerca del suministro de energía eléctrica; sólo porque el día de hoy podemos encender nuestros hornos de microondas, televisores, computadoras y darnos el lujo de regresar a las tres de la mañana a nuestros hogares sin perdernos no quiere decir que todas esas cosas están garantizadas. Las redes eléctricas son vulnerables, nuestra vida diaria se puede corromper fácilmente debido a una falla grave en el suministro de energía. Debemos pensar en eso antes de salir a la tienda de la esquina y dejar encendidos la televisión, luces, ventilador, calefacción o aire acondicionado de nuestros hogares. Debemos pensar en el futuro que nos espera. Acabo de recordar el mesaje final de uno de los comerciales de la Secretaría de Energía: "un país sin energía es un país sin futuro"; es gracioso como no nos damos cuenta de esto hasta pasar una noche a 40° sin poder encender el ventilador o el aire acondicionado.
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