Un blog arcano, durmiente, en espera de ser descubierto.

9/23/2003

Sin Tí­tulo
(Borrador)

El calor del dí­a inundó su rostro maltrecho. Sentí­a el sol secar la sangre sobre sus mejillas. El sonido distante de una explosión le hizo recordar donde se hallaba. Como u reflejo, su brazo se extendió hasta tomar su rifle. Jamás se rendirí­a, no permitirí­a un avance de un solo centí­metro por parte del enemigo. Levantó la cabeza. Sintió como la sangre endurecida se desprendí­a de su cuello. Colocó el rifle en posición. Sus ojos, a través del cí­rculo metálico, apuntaban a la cabeza de un soldado rival. Su dedo anheló la tranquilidad que prosigue al disparo. De los árboles cercanos volaron las aves, y la tierra bebió sangre de nuevo.

Batalla era su nombre. El original lo habí­a perdido: sangró hasta morir por un balazo enemigo. En esa ocasión estuvo cerca de fallecer. Habia sacrificado su nombre con tal de seguir en vida. Ahora su verdadero nombre era sangre, dolor, muerte. Apuntó a otro casco que se moví­a en la distancia. Un solo disparo. Una vida más perdida en un desolado campo anónimo

Tomó³ una bala entre sus dedos. No se necesita mucho espacio para atrapar la escencia de la muerte. No se necesita una gran fuerza para apretar un gatillo. No se necesita una gran inteligencia para saber apuntar y disparar. No hace falta un nombre para arrebatar una vida. El metal ahora en sus manos pronto atravesarí­a un corazón enemigo. Un Ángel guiarí­a su disparo: flamí­gera espada contenida en un trozo de metal. Anonimato. No tienes nombre cuando naces. ¿Por que habrí­a de ser distinto en el momento de morir?