Un blog arcano, durmiente, en espera de ser descubierto.

9/10/2003

Pedazos de espejo
[...]
– Va a llover.
– ¿Cómo lo sabes?
– Cuando la lluvia se acerca, las cucarachas vuelan.
Sé que pronuncias otras palabras, pero no les presto atención. Mi mente encalla en el tono fúnebre de esa última frase, y en el volar azaroso del insecto que se eleva y pierde entre el cielo nocturno.
En el andador de abajo, el silencio, como una bestia pesada y antigua, avanza por entre las viviendas vacías para detenerse frente a una humilde construcción, rebosante de gente, murmullos y penas.
“Dale señor el eterno descanso y busca para su alma la luz perpetua. Descanse en paz.”
Un sonoro “Amén” atraviesa los viejos muros, y llega hasta nuestros oídos.
–Ya están terminando.
–Sí.
– ¿Cuánto tiempo ha pasado ya?
–Tres meses.
El espejismo indeleble de la duda aprisiona una identidad más allá del tiempo, del mundo, del espacio, de la identidad misma. Miro tus ojos y trato de verme reflejado en ellos un instante más allá del presente, no puedo, desde que volví a encontrarte no he podido observar nada más allá de la bruma que invade todo aquello que no está relacionado con nosotros.
–Ah. No parece tanto tiempo…
–Me siento sola… ven… quiero hacer el amor.
[...]
– ¿Regina, recuerdas nuestro primer día aquí? Fue como si naciéramos de nuevo, un alumbramiento invertido, de pronto te levantas, no sabes cuánto tiempo ha pasado, pero tus heridas han sido lavadas y en un instante un rayo de luz atraviesa tu cuerpo. En ese momento te das cuenta que el tiempo ya no importa. Sólo queda tu nombre, el único vestigio de una vida de pronto dejada atrás. A veces creo que esto no es real, sólo una alucinación creada por nuestras mentes ávidas de una salida. ¿Acaso no deberíamos ser capaces de volar, de aparecer de pronto en otro sitio con sólo desearlo? ¿Dónde está Dios? Ni siquiera ahora las respuestas aparecen, todo esto está sobrevaluado. ¡Ja! Las personas que pasan su vida adorándolo deben decepcionarse enormemente. A veces deseo que nos hubieran dado un distintivo, por lo menos para saber el lado en el que estamos, como uno de esas aureolas brillantes de los iconos de las iglesias, o tal vez…
– ¿Unos largos cuernos de carnero en tu frente?
Una risa nerviosa se dispersa entre los muros del húmedo callejón. La basura apilada en ambos extremos de la reducida vía apenas deja espacio para caminar. Dos figuras vestidas de negro se detienen frente a una sólida puerta de hierro. Tocan cinco veces a la puerta: dos rápidos y tres más pausados. Tras algunos minutos la hoja se abre unos cuantos centímetros.
– ¿Qué quieren aquí?
[...]
Azóguicos pedazos de un espejo inconcluso llamado "Antes de la lluvia" actualmente está en espera de mejores musas, quizá pronto pueda terminarlo... Comentarios bienvenidos.