Sin Título
(Borrador)
El calor del día inundó su rostro maltrecho. Sentía el sol secar la sangre sobre sus mejillas. El sonido distante de una explosión le hizo recordar donde se hallaba. Como u reflejo, su brazo se extendió hasta tomar su rifle. Jamás se rendiría, no permitiría un avance de un solo centímetro por parte del enemigo. Levantó la cabeza. Sintió como la sangre endurecida se desprendía de su cuello. Colocó el rifle en posición. Sus ojos, a través del círculo metálico, apuntaban a la cabeza de un soldado rival. Su dedo anheló la tranquilidad que prosigue al disparo. De los árboles cercanos volaron las aves, y la tierra bebió sangre de nuevo.
Batalla era su nombre. El original lo había perdido: sangró hasta morir por un balazo enemigo. En esa ocasión estuvo cerca de fallecer. Habia sacrificado su nombre con tal de seguir en vida. Ahora su verdadero nombre era sangre, dolor, muerte. Apuntó a otro casco que se movía en la distancia. Un solo disparo. Una vida más perdida en un desolado campo anónimo
Tomó³ una bala entre sus dedos. No se necesita mucho espacio para atrapar la escencia de la muerte. No se necesita una gran fuerza para apretar un gatillo. No se necesita una gran inteligencia para saber apuntar y disparar. No hace falta un nombre para arrebatar una vida. El metal ahora en sus manos pronto atravesaría un corazón enemigo. Un Ángel guiaría su disparo: flamígera espada contenida en un trozo de metal. Anonimato. No tienes nombre cuando naces. ¿Por que habría de ser distinto en el momento de morir?